Inalcanzable

Miro tu figura. Se encuentra de pie ante mí. Sólo nos separan escasos centímetros. Cierras la distancia que queda entre nosotros. Llegas a rozarme con las yemas de tus dedos, erizando por completo mi piel. Acaricias mis labios con los tuyos, haciendo que los latidos de mi corazón tomen un ritmo frenético. Tu aroma llega hasta mí, embriagándome por completo. La necesidad de abrazarte se hace demasiado intensa. Extiendo mis brazos, intentando tocarte, sintiendo cómo tu cuerpo se desvanece entre mis dedos, mezclándose con el viento, dejándome.


Te busco de nuevo. Finalmente te encuentro. Vuelves a acercarte a mí, a acariciarme, a rozarme. Intento resistir antes de probar a alcanzarte de nuevo. Vuelves a desaparecer, dejándome esta vez una señal más profunda.


Te veo de nuevo. Sigues mirándome con una sonrisa dibujada en tus labios. Estás muy cerca, tanto que casi puedo escuchar los latidos de tu corazón. Aprieto los puños y te devuelvo con gran esfuerzo la sonrisa. Tan cerca y aún así tan lejos, tan inalcanzable.


Me esfuerzo por llegar a ti. Me esfuerzo cada vez más, miles de veces, sin importar lo fatigado que se muestre mi cuerpo. Intento atraparte, viéndote desaparecer delante de mí cuando ya pienso que te tengo. Pero sigues desapareciendo. Una y otra vez, repitiéndose la historia.


Por muchas veces que intente alcanzarte y tú desaparezcas, sigues apareciendo de nuevo y acercándote a mí, estando siempre cerca, estando siempre allí, pero manteniéndote siempre simplemente inalcanzable.