Suena el timbre,
asoma la mirada,
sin darte cuenta,
entra por la puerta,
como una dulce balada,
el amor que pretende perderte,
entre mil canciones doradas.
Leyendo una novela,
en el sofá tan agusto,
sin nada esperar;
sobre alfombra de gala
llega a modo de susto,
con intención de amar
aquel dulce sentimiento
que tanto se hizo de rogar.
Del que todos podemos hablar,
más sentido que el odio,
más visto que el mar,
interrumpe tu día a día
con miedo a llegar a más,
con un te quiero en tu vida;
sin miedo a enamorar.
Rubén del Busto.
http://sinoquieresnololeas.blogspot.com
¡Sean bienvenidos a Nuevos Bohemios, donde encontrarán todo tipo de obras realizadas por todos nosotros, una nueva generación cargadas de imaginación y pensamientos que compartiremos con todos nuestros visitantes!
¿Qué te parece Nuevos Bohemios?
miércoles, 29 de diciembre de 2010
Más sentido que el odio, más visto que el mar.
martes, 21 de diciembre de 2010
El secreto de mi magia
Suena en esta mente de fondo una lira,
parece que Orfeo me quiera hablar,
alto me grita y sin parar me dice:
¡Quiere como yo quise a Eurídice!
Me retaba con su música, y fijamente mira
como yo, incapaz de ganarle, escucho sin responder
a las preguntas que su voz escupe.
¿Eres capaz de salvar?
¿Traerla de vuelta a la realidad?
¿Sacarla del abismo donde rebosa la maldad?
¿Sostenerla cuando la serpiente la haya mordido?
¿Escupir el veneno que en ella han metido?
¡Eso, eso es amar!
Orfeo, medio loco, no puede dejar de tocar
melodías con fondo triste y melancolía,
Eurídice murió aquel fatídico día,
él falló al tratar de recuperarla de manos de Proserpina,
y ella se desvaneció acallando la felicidad de su lira.
El mito griego no me convencía,
corrí a visitar a Venus, mujer lujuriosa,
que, con una sonrisa, me vendía
el mejor filtro de amor.
Por él solo me pedía devoción.
Pero mi fidelidad estaba vendida...
Te la vendí a ti en estos versos.
Si ella los leyera se pondría celosa
y no porque podrían asemejarse a la ambrosía,
ya que su envida residiría
en la pureza de este corazón.
Pureza de sentimientos y de verdadero conjuro.
Hechizo que a Vulcano, ella jamás juró.
Asustada ante sus embaucadoras palabras, huí.
Mi magia no residía en esa pócima.
Aún no era consciente de que mi magia residía en ti.
Los nórdicos recibieron mi llegada.
Asgard,
palacio de la hermosa Frejya,
que realmente sabía lo que era amar,
pues había perdido antaño a su enamorado.
Lejana queda la época ya...
Pero Frejya se rió ante mi pregunta.
La pregunté por mi magia,
la pregunté por mis versos,
la pregunté por el origen de éstos,
la pregunté por ti. Y por mí.
Ella siguió riendo y al final confesó.
Llora, llora y sabrás lo que has perdido,
llora cuando notes que estás sola.
Llora y cuando tus lágrimas se conviertan en oro,
comprenderás el origen de todo.
Y encomendarás el tiempo al olvido.
Salí del Asgard con cientos de dudas,
buscando mi inspiración sin saber a dónde iba.
Y los pasos, solos, me llevaron a una plaza,
en el presente, lugar donde los recuerdos enlazan,
un primer beso y su sabor.
Recuerdo aún tu ropa, roja, y me viene el olor,
de la colonia que aquel plenilunio llevaste.
Toda la búsqueda se fue al traste.
No podía dejar de recordarte, cada momento,
cada abrazo, cada palabra.
Tus labios y la sensación al rozarlos.
Tu cintura.
Tu sonrisa haciéndome sentir segura.
Encontré en ese momento la inspiración,
encontré la magia de mis palabras.
Encontré la melodía que la lira tocaba en un rincón,
encontré el conjuro que Venus no creó.
Encontré el oro que Freyja en lágrimas perdió.
Descubrí el origen de todo... y de nada.
Hallé la verdad de mis latidos,
hallé en una cama,
tu imagen y la mía.
Era tan fácil... ahora mi mente me decía.
Y sin dudarlo me arropé a tu lado,
dejé que me abrazaras con ese pasional abrazo,
dejé que tus labios besasen mi frente.
Todo a mi alrededor desaparecía, me era indiferente...
Ya que por un segundo, tan solo por un segundo
dormí en el mejor lugar de este mundo.
domingo, 19 de diciembre de 2010
¿Sabes aquellas veces...?
Este es el primer texto de la Campaña de Navidad 2010. Espero que les guste.
Un saludo.
¿Sabes aquellas veces que piensas que aunque estés sólo, te encuentras genial, de esas veces que piensas que la soledad que te envuelve es el mejor premio que te ofrecen tus amigos? Ellos saben que me gusta sentirme libre, no depender de nadie. Me gusta ser una persona al margen de la sociedad y vivir, ¡vivir como nadie lo ha hecho antes!
Estoy genial como estoy. Muchas personas me preguntan que, con las posibilidades que tengo, por qué no soy feliz junto a "un alma gemela" a la que quiera. La razón es bien simple: no estoy con nadie porque estoy feliz de estar como estoy. Siempre he querido tener el estilo de vida que tengo, siempre he querido vivir como lo hago ahora. No sé por qué he pensado siempre esto.
Quizás pienses que soy egoísta creyendo que nadie me puede hacer feliz tanto como lo puedo ser yo mismo. Pero si piensas eso es porque no me conoces. Quien me conoce sabe que, en mis acciones, antepongo la felicidad de la gente ante la mía propia, tanto es así que hay gente que me dice que, de lo "bueno" que soy, parezco gilipollas. No les falta razón. ¿Qué hace un gilipollas? ¡Gilipolleces! y yo cometo muchas gilipolleces a lo largo del día...
¿Sabes aquellas veces que eres feliz y no sabes por qué? Eres feliz porque sí. Porque te sale una sonrisilla que pareces medio tonto y la gente te mira por la calle y piensan que te has escapado de un sanatorio. Pero, aun así, hay gente que te devuelve la sonrisa. Es algo curioso, cómo vas paseando por la calle con una sonrisa, mirando a la gente y, sorprendentemente, las personas te devuelven la sonrisa. Parece que no, pero les alegras el día, o por lo menos el momento.
¿Sabes aquellas veces que piensas que la felicidad no hay que buscarla, si no que en realidad eres feliz si tú quieres? Es cierto que hay personas que están pasando unos momentos difíciles y no se ponen a recapacitar si la felicidad se tiene, si se quiere.
¿Sabes aquellas veces en las que piensas que las pequeñas cosas que, curiosamente son gratis, son las que más feliz te hacen? El amor, los amigos, la naturaleza, la familia, el día a día,...
Son aquellas veces en las que miras a tu alrededor y ves la mesa puesta , las guirnaldas en los muebles, el árbol de navidad en una esquina centelleante de luz y color, la familia en la mesa expectante mientras les pronuncias un “sois la felicidad de mi vida y, paradójicamente, los que más me hacéis llorar”, y por último te ofrecen un eterno aplauso que durará un año más... ¿Sabes aquellas veces en las que lo recuerdas y estás convencido de que nunca les podrás olvidar?
Es este momento, ¡Aprovecha tu felicidad!
Como siempre, ¡Qué ustedes sean felices!
Javier ANDRÉS GARCÍA http://poetajavier.blogspot.com/
Un saludo.
¿Sabes aquellas veces que piensas que aunque estés sólo, te encuentras genial, de esas veces que piensas que la soledad que te envuelve es el mejor premio que te ofrecen tus amigos? Ellos saben que me gusta sentirme libre, no depender de nadie. Me gusta ser una persona al margen de la sociedad y vivir, ¡vivir como nadie lo ha hecho antes!
Estoy genial como estoy. Muchas personas me preguntan que, con las posibilidades que tengo, por qué no soy feliz junto a "un alma gemela" a la que quiera. La razón es bien simple: no estoy con nadie porque estoy feliz de estar como estoy. Siempre he querido tener el estilo de vida que tengo, siempre he querido vivir como lo hago ahora. No sé por qué he pensado siempre esto.
Quizás pienses que soy egoísta creyendo que nadie me puede hacer feliz tanto como lo puedo ser yo mismo. Pero si piensas eso es porque no me conoces. Quien me conoce sabe que, en mis acciones, antepongo la felicidad de la gente ante la mía propia, tanto es así que hay gente que me dice que, de lo "bueno" que soy, parezco gilipollas. No les falta razón. ¿Qué hace un gilipollas? ¡Gilipolleces! y yo cometo muchas gilipolleces a lo largo del día...
¿Sabes aquellas veces que eres feliz y no sabes por qué? Eres feliz porque sí. Porque te sale una sonrisilla que pareces medio tonto y la gente te mira por la calle y piensan que te has escapado de un sanatorio. Pero, aun así, hay gente que te devuelve la sonrisa. Es algo curioso, cómo vas paseando por la calle con una sonrisa, mirando a la gente y, sorprendentemente, las personas te devuelven la sonrisa. Parece que no, pero les alegras el día, o por lo menos el momento.
¿Sabes aquellas veces que piensas que la felicidad no hay que buscarla, si no que en realidad eres feliz si tú quieres? Es cierto que hay personas que están pasando unos momentos difíciles y no se ponen a recapacitar si la felicidad se tiene, si se quiere.
¿Sabes aquellas veces en las que piensas que las pequeñas cosas que, curiosamente son gratis, son las que más feliz te hacen? El amor, los amigos, la naturaleza, la familia, el día a día,...
Son aquellas veces en las que miras a tu alrededor y ves la mesa puesta , las guirnaldas en los muebles, el árbol de navidad en una esquina centelleante de luz y color, la familia en la mesa expectante mientras les pronuncias un “sois la felicidad de mi vida y, paradójicamente, los que más me hacéis llorar”, y por último te ofrecen un eterno aplauso que durará un año más... ¿Sabes aquellas veces en las que lo recuerdas y estás convencido de que nunca les podrás olvidar?
Es este momento, ¡Aprovecha tu felicidad!
Como siempre, ¡Qué ustedes sean felices!
Javier ANDRÉS GARCÍA http://poetajavier.blogspot.com/
lunes, 6 de diciembre de 2010
EL SITUACIONALISMO IDEAL DE LA BELLEZA:
La belleza de las cosas no se encuentra en sí mismas, es decir, in situ, sino que proviene del conjunto de diferentes contextos, situaciones, hechos, en los que se involucra aquello que es examinado de forma vívida, soñada, imaginada, o simplemente observada. Solamente algo será bello, si al participar en conjunto con los demás componentes que intervienen en una situación, el resultado o la visión en conjunto de esta, es bella. La perfección siempre vendrá determinada por aquellos rasgos o virtudes que nosotros demos importancia; muchos de los cuales son comunes a la condición humana en general, y otros son puramente individuales, o en todo caso, grupales y con características históricas o culturales que los delimitan y condicionan. Aquí se debe aclarar que las llamadas “modas” no son auténticamente bellas. Solo lo es si uno, (de forma completamente objetiva, lo cual es imposible) lo decide como tal. Primero atendiendo a premisas generales y después descendiendo y acabando en niveles mucho más particulares. Es decir, primero va la situación, que puede extrapolarse incluso como la vida humana, y después la estructura que la conforma; en este caso los episodios o etapas de la vida, atendiendo al criterio que se prefiera.
Para determinar si algo es bello no hay que limitarse al primer vistazo o impresión que nos llega, que es lo que normalmente prevalece para el frívolo. La belleza primero ha de ser experimentada, ha de catarse, saborearse; uno ha de perderse en sus mil y un matices y aprender a conocerlos mejor que a uno mismo, para así poder comparar correctamente lo que uno considera bello en general, con el objeto de estudio en cuestión. Efectivamente la belleza exige sacrificio y estudio. Es un concepto continuo, cambiante e impreciso. Huidizo incluso. Hay que aspirar a ella eternamente, no se puede descansar en su búsqueda, pues en cuanto te detengas, la perderás definitivamente. Volviendo a lo anterior; nunca algo será verdaderamente hermoso simplemente por aparentarlo a simple vista. Podrá, eso sí, tener la apariencia de serlo, con lo que proporcionará la siempre buscada sensación de belleza, pero no necesariamente tendrá que ser lo auténtico, lo buscado. Si bien, sí es cierto que podrá adquirir esa característica de belleza, si con el transcurso de las experiencias y situaciones anteriormente mencionadas demuestra ser algo que merece la pena, algo hermoso en su conjunto situacional, en vez de una simple presunción. De esto se pudiera llegar a la conclusión de que la belleza es relativa, pero cuidado: la belleza es absoluta (siempre por supuesto, dentro del ámbito individual, el único que puede aspirar a la eternidad), ya que la hermosura referida como situacional, solo se puede alcanzar de forma particular y no colectiva; de otro modo estaríamos simplemente hablando sobre cánones, o en todo caso de vulgares modas que no se corresponderían con la auténtica belleza, sino con la pretensiones mencionadas anteriormente, y por supuesto de carácter ingenuo a veces, e interesado otras.
Por supuesto la juventud es la mejor etapa para iniciar el comienzo de la búsqueda; el conjunto de las percepciones en su máximo apogeo, y la existencia de una conciencia plena, y de una mente despierta (¡ah, por fin!) a todo lo abarcable son propicias para el comienzo al que nos referimos. Por supuesto las emociones tienen un papel predominante aquí. Más allá de de la etapa de las rosas, se extiende un cada vez más árido precipicio que conduce irremediablemente a lo anodino, a lo insulso. En definitiva, a la muerte y al fin de la búsqueda, que con cada nuevo atardecer se hace cada vez más difícil y cansada. Es por ello que la emoción será compañera nuestra únicamente en esta etapa de la vida. A partir de ahí tendremos que ir desprendiéndonos poco a poco de su cadavérico y débil cuerpo, con lo que estaremos solos ante la Razón y el Alma (que digan lo que digan, no son lo mismo). La razón dominará el día a día, la insulsa vida cotidiana, los amargos despertares. No encontraremos belleza aquí. Sin embargo, durante la noche y el sueño, reinará el Alma, que como digna consorte de la Emoción que es, lamentará su pérdida y será el último vínculo, junto al frío recuerdo, la alucinación producto de las drogas, y la locura, que nos ate a la belleza y su percepción auténtica. Después de esto: La Nada.
Para determinar si algo es bello no hay que limitarse al primer vistazo o impresión que nos llega, que es lo que normalmente prevalece para el frívolo. La belleza primero ha de ser experimentada, ha de catarse, saborearse; uno ha de perderse en sus mil y un matices y aprender a conocerlos mejor que a uno mismo, para así poder comparar correctamente lo que uno considera bello en general, con el objeto de estudio en cuestión. Efectivamente la belleza exige sacrificio y estudio. Es un concepto continuo, cambiante e impreciso. Huidizo incluso. Hay que aspirar a ella eternamente, no se puede descansar en su búsqueda, pues en cuanto te detengas, la perderás definitivamente. Volviendo a lo anterior; nunca algo será verdaderamente hermoso simplemente por aparentarlo a simple vista. Podrá, eso sí, tener la apariencia de serlo, con lo que proporcionará la siempre buscada sensación de belleza, pero no necesariamente tendrá que ser lo auténtico, lo buscado. Si bien, sí es cierto que podrá adquirir esa característica de belleza, si con el transcurso de las experiencias y situaciones anteriormente mencionadas demuestra ser algo que merece la pena, algo hermoso en su conjunto situacional, en vez de una simple presunción. De esto se pudiera llegar a la conclusión de que la belleza es relativa, pero cuidado: la belleza es absoluta (siempre por supuesto, dentro del ámbito individual, el único que puede aspirar a la eternidad), ya que la hermosura referida como situacional, solo se puede alcanzar de forma particular y no colectiva; de otro modo estaríamos simplemente hablando sobre cánones, o en todo caso de vulgares modas que no se corresponderían con la auténtica belleza, sino con la pretensiones mencionadas anteriormente, y por supuesto de carácter ingenuo a veces, e interesado otras.
Por supuesto la juventud es la mejor etapa para iniciar el comienzo de la búsqueda; el conjunto de las percepciones en su máximo apogeo, y la existencia de una conciencia plena, y de una mente despierta (¡ah, por fin!) a todo lo abarcable son propicias para el comienzo al que nos referimos. Por supuesto las emociones tienen un papel predominante aquí. Más allá de de la etapa de las rosas, se extiende un cada vez más árido precipicio que conduce irremediablemente a lo anodino, a lo insulso. En definitiva, a la muerte y al fin de la búsqueda, que con cada nuevo atardecer se hace cada vez más difícil y cansada. Es por ello que la emoción será compañera nuestra únicamente en esta etapa de la vida. A partir de ahí tendremos que ir desprendiéndonos poco a poco de su cadavérico y débil cuerpo, con lo que estaremos solos ante la Razón y el Alma (que digan lo que digan, no son lo mismo). La razón dominará el día a día, la insulsa vida cotidiana, los amargos despertares. No encontraremos belleza aquí. Sin embargo, durante la noche y el sueño, reinará el Alma, que como digna consorte de la Emoción que es, lamentará su pérdida y será el último vínculo, junto al frío recuerdo, la alucinación producto de las drogas, y la locura, que nos ate a la belleza y su percepción auténtica. Después de esto: La Nada.
sábado, 4 de diciembre de 2010
Quiero hacerte un regalo...
Hemos compartido cosas que nunca olvidaré, que forman parte de ti y de mí. Muchas risas, mucha incertidumbre, muchos lloros, muchas agonías; pero lo mejor que hemos compartido es la amistad, algo que nada podrá borrar, ni siquiera un comentario ni una palabra mal dicha. Dicen que los únicos que dicen la verdad son los borrachos y los niños, a lo mejor es cierto, no soy yo el que dice que no. Pero también pienso que la persona con la que yo hablé no era el amigo con el que he compartido tantas cosas, con el que he vivido ocho meses de mi vida. Eso es con lo que me quedo de "Un poeta del sur", con una serie de experiencias, y no con una sola.
Tiene gracia que siempre sea yo el que sufre por todas estas cosas, y siempre tenga que dar mi brazo a torcer por ellas, pero prefiero tragarme mi orgullo que perder parte de mi vida. Y, desde aquí amigo mío, te digo que el perdón es muy fácil decirlo, pero sigo pensando que las cosas que dijiste las pensabas porque ya las tenías interiorizadas. Es como aquel niño que dice a su madre: "Tonta", que sabe que hace enfadar a la madre pero que no sabe lo que significa. Pero aun así, y haciendo caso a un amigo, voy a decir por última vez: "Acepto tus disculpas". Pero ten en cuenta una cosa, si lo hago es porque estaría olvidando una parte de mi vida y, aunque me pasen cosas malas, estoy orgulloso de ser quién soy. Y tú ya formas parte de ella, cosa que poca gente a podido conseguir después de muchos años.
¡Siempre formarás parte de mi vida!
Tiene gracia que siempre sea yo el que sufre por todas estas cosas, y siempre tenga que dar mi brazo a torcer por ellas, pero prefiero tragarme mi orgullo que perder parte de mi vida. Y, desde aquí amigo mío, te digo que el perdón es muy fácil decirlo, pero sigo pensando que las cosas que dijiste las pensabas porque ya las tenías interiorizadas. Es como aquel niño que dice a su madre: "Tonta", que sabe que hace enfadar a la madre pero que no sabe lo que significa. Pero aun así, y haciendo caso a un amigo, voy a decir por última vez: "Acepto tus disculpas". Pero ten en cuenta una cosa, si lo hago es porque estaría olvidando una parte de mi vida y, aunque me pasen cosas malas, estoy orgulloso de ser quién soy. Y tú ya formas parte de ella, cosa que poca gente a podido conseguir después de muchos años.
¡Siempre formarás parte de mi vida!
Perdón.
Fue un error, algo que no quise hacer ni mucho menos, fue algo que aunque todavía no han pasado 24 horas me tiene mal, me tienen pensativo y decaído. No se que me pudo pasar en esos pocos momentos en los que escribí esas barbaridades, no se lo que me pasó, quizá fue el alcohol quien ayudó a todo esto, maldito alcohol. Quiero pedirte perdón, que me perdones, por que llevo todo el día diciéndome que soy un hijo de puta por haber dicho eso, por haber pensando lo que de verdad no pienso, por haber sido otro, el que yo no era y me arrepiento mucho. Se que te has llevado una gran decepción por mi persona, se que nunca te hubieras esperado esto de mi y no sabes cuanto me arrepiento. Aunque no me creas y lo veo normal, siempre respetaré a todos tal y como sean, comprenderé si me tomas de hipócrita. Te pido perdón aquí, donde tu me hiciste llegar, mediante palabras, por que aunque ni todavía hemos hablando verbalmente, con las palabras nos conocimos, hemos reído, hemos llorado, todo mediante palabras. Siempre me has ayudado cuando lo he necesitado, hemos sido el consuelo uno del otro. Me siento como una auténtica mierda, verdaderamente no se por qué lo hice, te pido perdón, solo quiero que cuando leas esto, me pongas algo en el msn, lo que sea... algo por que no he sido capaz de hablarte no lo soy.. y te escribo esto por que estoy ARREPENTIDO, me doy asco a mi mismo por aquello. Bueno no te quito más tiempo, me disculpo públicamente.
Perdón.
Perdón.
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