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jueves, 21 de julio de 2011

Aquel invierno

Nunca una personalidad había rasgado un alma con una fuerza similar.
¿Dónde buscar un gramo de locura? Alguien contesta,
de que sirve oír si estás completamente a oscuras.
La penumbra de mi soledad se refleja en todas las paredes de mi casa.
Si huyo a la calle el cielo se rompe en truenos y llora al observar al pobre desdichado. Son estos momentos en los que te sientes un hipócrita, mintiéndote a ti mismo,
¿dónde está tu filosofía? clama una sombra en el parque oscuro.
Miro a la luna sin encontrar respuesta a tantas preguntas.
Lloro, sin saber porque, es una solución estúpida pero es solución.

La sucesión de instantes es interrumpida por tu presencia,
quiero tenerte cerca, tú lo sabes.
Basta una mirada para que averigües que quiero besarte. ¿Es esto justo?
¿Es justo que en la noche más pasional, consigas que haga lo que más temo,
ser racional?
Soy un vagabundo entre alcohol y niebla, podría hablar de tantas cosas...
pero sólo acierto a pensar en ti.

En un punto del camino me desplomo y siento que he vuelto a fallar,
que hay algo en mi contra,
golpear al suelo no sirve de nada, es rígido y frío como tu alma.
De nuevo la luna y las estrellas en lo alto, vigías de lo prohibido, se apiadan de mí.
¿Y tú?

Que es la vida sino una sucesión de instantes, ya vividos,
con otras personas en distintos lugares.
No hablo de amor, sería una incongruencia, no quiero eternidad, ni fidelidad,
yo sólo hablo de comodidad a tu lado.

He franqueado las más oscuras barreras por ti,
es difícil que me creas porque has pasado mucho.
Arriesgar la vida es lo mío, quiero que sepas,
que no la arriesgo por cualquiera.

Cuando esta noche grite y simule tu último adiós,
puede que sufra...
Entre mis propias paredes me siento extraño,
añoro lo que un día fue vida,
en vano, me miro en el espejo,
¿qué pretendo ser?, siendo lo que soy.
Estoy en medio de la nada por tu culpa,
me he escapado por tus labios y tu piel,
creía poder encontrarlos aquí.

En que ha quedado el jovial escritor,
sino en poeta incrédulo.
Mareado y melancólico busco el calor de una nueva vida,
que tengo seguro no encontraré.

Los malos consejos bordan este traje de amargura,
que intento quitarme en vano.
Ya no soy nada para nadie,
pero más nefasto será el día,
que no sea nadie para mí mismo.

Me echarás en falta lo sé,
perder a un poeta no es fácil.
Si esto pasa, confórmate con visualizar el horizonte,
estaré allí, mirándote o mirando al pasado,
piensa que un resquicio de aquel invierno siempre será revivido,
siempre, al oír esa canción...
Parece que errar por las calles es mi única función,
a veces oigo voces, otras ruidos de la ciudad,
y lo más triste es... que siempre oigo tu llamada y no puedo acudir...

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